Se inspira en lo sutil y ligero, una forma orgánica suspendida en el aire. Hilos enmarañados que parecen buscar su propio camino, pero que en conjunto funcionan como una unidad cargada de poesía y belleza, potenciada por la luz proyectada desde el techo sobre la escultura.
Arturo Álvarez recrea uno de sus diseños más icónicos y premiados, realizando una escultura expandida. Convierte un material rígido y frío en un objeto ligero, que se pliega en el aire, abriéndose como flores en primavera. La luz que ilumina la obra desde el techo permite disfrutar de las delicadas sombras que sus formas proyectan.
Contundente, magnífica y rotunda, rinde homenaje a la ciudad que le da su nombre. Cargada de simbolismo, la belleza de su misterio se manifiesta en las curvas y vueltas sobre sí misma. Iluminada desde el techo, remarca los volúmenes, proyectando bellas y delicadas sombras.
Se expande hacia los lados, espléndida, sin límites. Como las aves del paraíso, nos cautiva. Un cuerpo exuberante y poderoso que se abre camino extendiendo alas imaginarias. La luz proyectada desde el techo la ilumina y acentúa su presencia y ligereza.
Igual que el río Indo, esta escultura proyecta magia sumiéndonos en un mundo onírico. Sus remolinos y curvas, el rumor del agua y su movimiento, se intuyen. Una pieza de gran dinamismo, acentuado por la luz que cae y la baña desde el techo, produciendo un efecto teatral.
La luna acompaña al ser humano desde el comienzo de los tiempos. Misteriosa, sus ciclos alternan entre claro oscuros, produciendo una fascinación especial. LÚA juega con esa magia, con la luz que escapa de su interior y con las sombras.
La colección NATURA es un homenaje a la naturaleza, a su belleza y armonía y también un recordatorio de su fragilidad. Volúmenes reconocibles adquieren mayor fuerza con la luz que se escapa desde su interior.
HUMAN CHANDELIER es un candelabro reinterpretado y sacado de contexto jugando con las palabras y sus significados. Rostros que se unen, iluminados por una luz y las sombras que proyectan sobre una pared.
Esta escultura es una reinterpretación y homenaje a Nefertiti, a su tiempo, una reflexión sobre la armonía y la belleza, lo que es real y lo que es una visión libre de la historia. El acabado azul hace referencia al Nilo y el amarillo al oro.
Arturo Álvarez vuelve a preguntarse sobre las personas y las relaciones humanas. NÓS (nosotros) vuelve a explorar las relaciones de grupo, lo dicho y lo no dicho. Estar juntos, dialogando solos o en compañía, aumentando con las proyecciones la fuerza de la reflexión.
El nombre de esta escultura hace referencia a la brisa suave. Sus curvas y volúmenes representan el aire circulando en el espacio, jugando con delicadeza, construyendo formas armónicas y delicadas.
En la unión del grupo radica su fuerza, que surge desde el interior, desde donde brota luz. Las esculturas, hechas en tubo rígido y frío, son visualmente firmes pero etéreas y delicadas. La perspectiva y profundidad de la proyección en la pared remarcan el poder de la tribu.
Esta escultura está realizada a partir de una antigua técnica de labranza, retorciendo una rama de roble sobre si misma, para luego ir abriéndose en múltiples ramas más finas de las que van apareciendo gráciles garzas.
La escultura hace referencia a los pensamientos, a las conexiones y relaciones que establece la mente humana. Una estructura metálica en forma de malla, que se retuerce sobre si misma, rígida, pero también maleable expandiéndose hacia los extremos.
El nombre de la instalación significa conversación. Un grupo de humanos reunidos en torno a la palabra, al diálogo. Las esculturas se mueven hablan entre ellas, algunas abren y cierran los ojos. La luz las proyecta sobre la pared, con fuerza, aumentando la intensidad de las relaciones.
La pandemia hizo preguntarse a Arturo Álvarez sobre la mirada, su intensidad, expresividad, intención y belleza. La instalación cobra fuerza con las esculturas agrupadas, moviéndose y proyectándose sobre la pared, en un diálogo intenso, entre miradas.
Esculturas estilizadas y etéreas, caminan hacia la abstracción, sin perder expresividad. Una vez más, aparece la comunicación humana. La belleza y calidez de la madera conjugada con la luz y proyecciones, aportan un nuevo significado y distintos matices.
Las esculturas de la colección Agora están inspiradas en los personajes que aparecen en el Pórtico de la Gloria, de la Catedral de Santiago de Compostela. Las esculturas se giran y se miran entre ellas, creando un diálogo sosegado y tranquilo.
Tótems envueltos en hilos, envueltos en si mismos y sus problemas, nos observan, dialogan entre ellos, se miran, nos miran. Arturo Álvarez inicia una reflexión sobre el ser humano y sus complejas relaciones, que continuará con otras piezas.
Tótems envueltos en hilos, envueltos en si mismos y sus problemas, nos observan, dialogan entre ellos, se miran, nos miran. Arturo Álvarez inicia una reflexión sobre el ser humano y sus complejas relaciones, que continuará con otras piezas.