Una forma suspendida que evoca espacios primarios de protección, como el útero. Luz y volumen crean un refugio para la introspección y el encuentro con uno mismo.
Esta escultura está realizada a partir de una antigua técnica de labranza, retorciendo una rama de roble sobre si misma, para luego ir abriéndose en múltiples ramas más finas de las que van apareciendo gráciles garzas.
Una forma que sorprende al proyectarse, dejando al descubierto la vulnerabilidad del cuerpo humano. Luz y sombra revelan su complejidad íntima y poética.
La luna acompaña al ser humano desde el comienzo de los tiempos. Misteriosa, sus ciclos alternan entre claro oscuros, produciendo una fascinación especial. LÚA juega con esa magia, con la luz que escapa de su interior y con las sombras.
La escultura hace referencia a los pensamientos, a las conexiones y relaciones que establece la mente humana. Una estructura metálica en forma de malla, que se retuerce sobre si misma, rígida, pero también maleable expandiéndose hacia los extremos.